Trabajamos o estudiamos todo el año mientras mantenemos la vista en el horizonte, esperando a que ese punto al que llamamos “vacaciones” por fin se acerque y nos invada con su presencia. Finalmente llegan esos anhelados días y rompemos la rutina a veces en un viaje, otras de descanso en la casa o en ocasiones solo con quitarnos la presión de llegar a algún lugar a una hora determinada. Como quiera que sea el objetivo es el mismo, descansar, hacer cosas que regularmente no hacemos y retomar energía para continuar adelante con nuestra vida ordinaria, porque a final de cuentas las vacaciones se convierten en eso: en días extraordinarios.
Volvemos de los días de descanso con recuerdos, experiencias y más ánimo de hacer las cosas, pero centramos nuevamente nuestra vista en las siguientes vacaciones pensando en que todo nuestro esfuerzo se verá recompensado nuevamente por una serie de días extraordinarios.
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